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- sáb., 08/01/2022
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BMW iX Flow: un coche eléctrico que puede cambiar de color
BMW da la campanada en el CES de Las Vegas presentando el iX Flow, una versión del SUV eléctrico que puede cambiar el color de su carrocería a gusto del conductor en pocos segundos. La tecnología podría ayudar a mejorar las condiciones de vida a bordo, aumentar las opciones de personalización y aumentar la autonomía eléctrica
La tecnología que se esconde tras el cambio de color consiste en una película especial similar a la pantalla de un libro digital que incorpora millones de microcápsulas que contienen pigmentos blancos y negros. Estos pigmentos, al ser sometidos a una tensión eléctrica de entre 12 y 18 voltios, pueden hacer aparecer diferentes colores.
La película es fina, ligera y flexible, cortada con láser y muy eficaz, ya que la tecnología electroforética aplicada sólo requiere energía en la fase de cambio de color. A diferencia de las pantallas o los proyectores, la corriente sólo fluye durante la breve fase de cambio de color y no requiere ninguna energía para mantener el color elegido. Los colores que presenta el prototipo son el negro, el blanco y el gris, con animaciones progresivas, pero la responsable del proyecto, Stella Clarke, afirma que pronto podrían estar disponibles otros colores.
This color changing @BMWUSA #iX is wild! It’s apparently very temperature sensitive so they have a backup in a trailer in case this one gets too hot / cold pic.twitter.com/lXG1Gw0IKY
— Out of Spec Studios (@Out_of_Spec) January 4, 2022
BMW señala que, además de poder personalizar el coche según las preferencias del conductor, la tecnología E Ink también puede tener un beneficio medioambiental. Por ejemplo, los colores claros y oscuros reaccionan de forma diferente a la luz solar y a la absorción de energía térmica. La luz del sol se refleja más en una superficie blanca que en una negra. De hecho, la calefacción o la refrigeración del interior pueden beneficiarse del color elegido y reducir la cantidad de energía necesaria, con lo que se reduce el consumo de combustible o electricidad del vehículo.
Sin embargo, Stella Clarke admite que pasarán al menos diez años antes de que este sistema de cambio de color pueda utilizarse en un vehículo de producción. Y quien sabe si esta tecnología podría verse integrada igualmente en un futuro en otros productos como por ejemplo los dispositivos móviles